sábado, 31 de diciembre de 2011

El hombre suelta amarras

El hombre suelta amarras.
Ya no es el mismo
condenado a un devenir corpóreo
listo para la representación.
Empieza a ser también
la plenitud de sus sombras.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Los días

Los días:
qué son sino pasajes
donde se turnan los ruidos más hondos
con el silencio de las superficies.
Donde todo se trastoca
y las luces se vuelven opacas
y la oscuridad enseña los caminos.
Los días:
inerte aceptación de los vacíos
donde flotan los hombres,
invariables náufragos.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Cuesta vivir a la sombra

Cuesta vivir a la sombra
de otras sombras.
Aquellas que llegan desde lejos
y se alojan en lugares inaccesibles de uno mismo.
En el diálogo domina la ironía
cuando no un inexplicable temor
y no se avienen a razones.
Ni tú te atreves
a abrir las ventanas de envejecidos goznes
por donde defenestrarlas.

viernes, 16 de diciembre de 2011

jueves, 15 de diciembre de 2011

Soy la máscara




Soy la máscara.
Si algo queda detrás de ella
apenas son sino oquedades y sombras.

Hablo desde mi rostro cóncavo
donde las palabras resuenan cadenciosas
sin reconocerme en ellas
sin servir sus mandatos.

No nací con este rostro.
Nadie viene al mundo sino primario y ligero. 
Pero el viento de los hombres desgastó mis facciones
dejándome indefenso.
Tuve que aprender
y aún me cuesta portar esta identidad
que antes me suplantaba y que ahora me hace
en su totalidad.

Por ella siento que me acepta la manada y que me sigue.


miércoles, 14 de diciembre de 2011

Soy un hombre sentado

Soy un hombre sentado
a la entrada de la cueva.
Ni más rudo ni más desprovisto.

Tallo un bifaz con mis manos
y sus esquirlas se clavan en ellas
y mi piel se curte de arañazos.

Soy la primera pieza que se caza a sí misma.

 

lunes, 12 de diciembre de 2011

Sería cursi decir

Sería cursi decir
emulando cierta frase al uso:
un poeta muere en mí cada vez que muere
un poeta,
entre otras razones, si bien la principal,
porque es mentira.
Es mentira que nada de lo que vive o muere
ahí afuera
sea una muerte trasladable.
Es mentira que los poetas mueran
puesto que ellos no respiran ni se nutren ni obtienen placer
como poetas sino como átomos compactos
con un cuerpo y una debilidad
(o una fortaleza)
que no entienden de oficios, aunque sí de experiencias.
Es mentira que la muerte de un poeta nos aflija
salvo que le conozcamos de cerca;
hay tantos poetas de los que nada se sabe
como existen artesanos ignotos o sabios recónditos o seres llenos de bondad
o amantes que no alardean y que hacen de su vida
secretamente
un ejercicio oferente y único a una mujer única:
como un don.
Nada muere dentro de nosotros
muera lo que muera en el extenso mundo.
A veces sí nos dan ganas de morir con ellos.
Pero son solo ganas y no aceptamos un acto estéril de cesión
de cuantas capacidades nos han sido adjudicadas.
Nada muere en cada uno sino por una vez
que no se puede contestar y de manera inadvertida:
tal es la fuerza de la sombra que renuncia a ser la nuestra
cuando ya no quiere saber nada de regateos.

sábado, 10 de diciembre de 2011

No sé si el hombre

No sé si el hombre se construye
sobre respuestas.
Nunca se obtienen todas las certezas.
Pero las preguntas exigen
y reclaman nuestros días
convirtiendo la curiosidad en espectáculo.
Extraño edificio el de la vida
poblado de rostros inquietantes
atrapados en su vaguedad.