jueves, 5 de enero de 2012

Inquieto

Inquieto
recorro la habitación desde un rincón
al otro
cuyas dimensiones no cambian
y es en esta oscuridad
donde entre lamentos impotentes
lejos de volver a nacer
queda abolido
el hombre.

6 comentarios:

  1. Poema como tu dices inquieto!, sensible y emotivo. Y si la foto es tuya la acompaña enormemente bien!. Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Hola, Dolors. Digamos que es un negativo, con sus claroscuros. Gracias por dar tu impresión.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Cualquier ahabitación tiene una puerta de salida,a no ser que la oscuridad reinante no deje ver donde está situada.
    De nada sirven los lamentos sin las decisiones,aferrarse a la costunbre del miedo impide renacer las veces que haga falta.


    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. En pura lógica lineal, tal vez sea como dices, Genetticca. Pero las cosas no son tan fáciles y siempre requieren las decisiones, obviamente. Lamentarse para no perecer.

    ResponderEliminar
  5. Abolido el hombre en el rincón de su oscuridad, vuelve a renacer de entre sus cenizas el Ave Fénix que todos llevamos anclado en nuestro latir. Ley de vida (y muerte).

    Deliciosos versos.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  6. Esa sería una loable intención, Marisa, pero no siempre la ave mítica se manifiesta. Y la ley de la muerte se establece largo tiempo. Gracias por tu presencia.

    ResponderEliminar