viernes, 12 de agosto de 2011

Camino por un desierto

Camino por un desierto.
El desierto no se elige ni aparece de pronto
a la vuelta de un sueño o de una crisis.
El desierto es una llaga que no cicatriza nunca,
donde el hedor a veces es insoportable:
tantas veces llegan hasta él las alimañas que la imaginación recrea
para beber la miseria que supura.
El desierto es el inclemente cielo;
y sus promesas de fertilidad, en las que alguna vez creí,
son vapor, condensación de la falsedad
que humedeció mis carnes sin que nada germinase en ellas
sino las vanas pretensiones, los dibujos que nunca pasaron
de simples garabatos y las letras copiadas a las estrellas.
Camino por el desierto
y empiezo a no sentir los elementos que condenan al hombre
que se pierde.

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