martes, 30 de agosto de 2011

Pongo nombres a las piedras



Pongo nombres a las piedras
desde este escondrijo que me guarece.
Nombres que no se hayan inventado todavía
o bien que no nombren
o que respondan sin que se pronuncien.
Nombres que a una sola mirada
recuerden los sentidos
y al aproximar mi mano a la rugosa fruta de la tierra
me claven la bondad de sus ojos
unten con la lengua tibia mi palma desplegada
prendan mi pecho con el calor de sus senos
y acerquen la olorosa llama de su hoguera
hasta quemar mi boca
entreabierta y ávida.





4 comentarios:

  1. Maravillosos nombres (casualidad o no, también yo he procurado poner uno hoy), capaces de otorgar la vida con tan sólo despertarlos del letargo, de inventarlos del vacío.
    Pese al arder del nombramiento, me son serenas las aguas de este mar, en el que, si me lo permites, me quedo.
    Un abrazo.

    Un abrazo.

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  2. "No quiero regalos exquisitos
    Dame una piedra"

    Carlos Edmundo de Ory

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  3. (* Este mar es abierto. Libre para navegantes aventurados o náufragos. No siempre serán serenas las aguas. Cualquier cosa con tal de huir de la sequedad.

    Agradezco tu amable paso.

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  4. Hipertrofia, Edmundo de Ory sabía lo que decía. La exquisitez de la más sencilla de las piedras.

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