miércoles, 7 de septiembre de 2011
Salvo del desierto
Salvo del desierto
que haya hecho innecesario el rígido manual de uso
que se aplicaba en la civilización.
Eso y poco más.
La bondad del atardecer anhelado,
ciertas visiones de las estrellas del cielo,
algunos espejismos, sólo algunos:
aquellos que simulan olvidados paisajes de la infancia
o la emersión de una ciudad pujante,
a la que no llegaré jamás.
También salvo los sueños.
Todo el tiempo infinito para los sueños
más inconcebibles. Asumiendo el riesgo
de que sin distinguirse demasiado de ellos
merodeen los deseos más virulentos
que destrozan al hombre.
Y salvo, por último, al reptil,
del que tomo prestada su piel,
la única piel que puede protegerme
de mi amarga descomposición.
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Me gustan los elementos que salvas:
ResponderEliminarDesiertos
Sueños
Reptil
Toda una cosmovisión del mundo que me hace reflexionar profundamente.
La soledad
La utopía
el instinto.
Caminos para no llegar a la alienación, la anomia, la nada.
Abrazos
Ana Muela Sopeña. Estimulante tu interpretación y la comparativa. Hijos del instinto somos.
ResponderEliminarUn abrazo.